Cuando pensamos en factores psicosociales nos referimos a aquellos factores que están formados por características sociales, como la influencia de grupos familiares o laborales, culturales y psicológicos como las actitudes, creencias y factores de la personalidad. Se conoce que estos factores pueden influir en el afrontamiento psicológico de las enfermedades crónicas, y la ELA es una de ellas.
Factores psicosociales hay muchos, centraremos en hablar sobre algunos de ellos, como son: la capacidad de resiliencia, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social y familiar.
En primer lugar, por resiliencia, entendemos la capacidad que tienen las personas para afrontar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad. Si nos ponemos a reflexionar, seguro que podemos pensar en personas que, ante situaciones complejas, han podido sostenerlas y superarlas con mayor facilidad que otras; aquí entenderíamos que algunas personas tienen mayor capacidad de resiliencia que otras. Creemos que ésta es una capacidad que se puede trabajar.
La resiliencia tiene efectos positivos en la salud física, psicológica, a nivel espiritual, social y cognitivo. También podemos ver cómo las personas resilientes tienen menos niveles de depresión y mayor calidad de vida.
Por otra parte, las estrategias de afrontamiento son los esfuerzos cognitivos y conductuales por dirigir demandas específicas externas y/o internas que son valoradas como sobrecarga o exceden los recursos de la persona. Debemos recordar que cada uno tiene sus propias estrategias de afrontamiento que le han sido útiles en situaciones complejas del pasado. Por ejemplo, aquellas personas que el sentido del humor les ha sido útil (siempre y cuando no se utilice para enmascarar situaciones dolorosas) pueden utilizarlo para minimizar el grado de malestar que están sintiendo en una situación determinada. Otro estilo de afrontamiento sería aquél en el que nos centramos en la emoción o el problema que tenemos delante, entendiendo que lo que estamos viviendo nos genera malestar y nos permitimos expresar esta tristeza o rabia entendiendo que es adaptativa a la experiencia de ese momento.
Por apoyo social se entiende el grado en el que las necesidades sociales básicas de las personas están satisfechas a través de la interacción con los demás. El hecho de tener una buena red social ayuda a compartir y aliviar el malestar emocional. Entendiendo que somos seres sociales, necesitamos de los demás, el sentirnos integrados, apoyados y comprendidos, nos permite hacer frente a las adversidades mejor que de manera aislada.
Este apoyo está visto que desempeña un papel muy importante en el proceso de adaptación a las enfermedades crónicas, ya que puede prevenir la aparición de respuestas asociadas al estrés psicológico, a la poca adherencia al tratamiento y al aislamiento social.
La influencia de estos factores nos puede impactar de forma positiva en la forma en que iremos afrontando la enfermedad, manteniendo la percepción de control, favoreciendo el proceso de adaptación y disminuyendo situaciones de indefensión. Siempre y cuando estas estrategias sean auténticas y tengan que ver con los recursos personales de cada uno.
Estos factores psicosociales serán muy variables, ya que dependen de varios componentes, como el tipo de enfermedad, las características de la persona, sus circunstancias y su entorno social, entre otros. Generalmente observamos que las personas más optimistas favorecen la adopción de estrategias de afrontamiento más eficaces.
Nuestro objetivo desde el equipo de psicología de la Fundación Catalana de ELA Miquel Valls es poder acompañar a identificar y reforzar los recursos personales que tiene cada uno para hacer frente al proceso de enfermedad.
Equipo de psicología de la Fundación Catalana de ELA Miquel Valls (adherido al Programa para la Atención integral a personas con enfermedades avanzadas de la Fundación «La Caixa»)
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