En la Terapia Ocupacional se realiza un planteamiento holístico de la persona, es decir, en nuestro trabajo no sólo nos centramos en la persona afectada de ELA sino también en su entorno físico y social.
Conocer la enfermedad y el entorno del afectado nos ayuda a acotar para hacer una selección más individualizada de las adaptaciones, de la educación sanitaria, del material e incluso para poder respetar los tiempos que cada persona necesita para aceptar los cambios.
A veces a través de internet, farmacias, ortopedias o simplemente conocidos, nos informan de ayudas técnicas. Todas parecen efectivas y que nos solucionan los problemas, las compramos y nos damos cuenta que no acaban de funcionar. Compramos sillas que no entran por las puertas o el ascensor, cubiertos demasiado pesados, hacemos reformas del baño que acaban siendo peor de lo que teníamos, etc… Estamos sobre-informados y a la vez no sabemos cómo manejar esta información que nos llega.
No todo se centra en la recomendación de productos de apoyo, sino que, en ocasiones, sólo cambiando la manera de hacer una actividad nos da la independencia que habíamos perdido o nos ayuda a conservarla.
Por otro lado, un entorno social beneficioso ayuda mucho en el día a día. Cuidadores que se dejan asesorar y no se muestran reticentes a los cambios son el punto clave para mantener una buena calidad de vida, tanto para ellos mismos como para la persona que sufre la enfermedad.
Por eso desde la Fundación Catalana de ELA Miquel Valls nuestro trabajo se centra en el domicilio. Para nosotros es importantísimo conocer tanto el entorno físico: la accesibilidad en el hogar, los espacios, etc… Como el entorno social: familia y cuidadores, para poder realizar una buena educación sanitaria.
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